INSOMNIO #12

El frio corta la piel, y seca mis manos
Me refugio en el metro otra vez
esperando repetir un encuentro pasado...
Pasado o soñado, ya no estoy seguro de nada.
Puede que por primera vez en tanto tiempo
me hubiera quedado dormido y no lo recuerde.
O probablemente sólo lo creyera.

Volví a preguntarle a Wasabi
si en esta línea de metro había alguna parada
que mereciera la pena bajarse en ella.
Y me dijo: ‘dos estaciones más adelante
encontrarás los ascensores de Fran Kubelik,
te llevarán a la planta 19, ya lo sabes’.

Decide acompañarnos en el trayecto
dejando en manos de los amigos de lo ajeno
aquello que debió llevar con ella.
Moradores de la noche salen a nuestro encuentro
Pero solo consigo irritarme más y pasar más frío.

Me tomo un café que ya no me sabe a nada
La tostada está medio fría por el tomate
y por los trozos de jamón picado
recién sacados de la nevera.
Un bocado sin calor, con el frío que hace.
Este frío sólo ha traído eso: más frío.
Tanto, que hasta mis impulsos se congelan.

Tanto, que mi lengua no siente nada,.
ni siquiera el dulce de la miel de Tupelo.

Son las nueve y ya puedo pedir otra copa.

Dichoso frío... si al menos nevara...

Puedes coger todo el té de China,
ponerlo en una gran bolsa marrón para mi,
navegar alrededor de los siete océanos,
y dejarlo caer en la profundidad del mar.

Ella es tan dulce como la miel tupelo.
Ella es un ángel de primera clase.
Ella es tan dulce como la miel tupelo.
Justo como la miel de una abeja.

No puedes pararnos en el camino para liberarnos,
no puedes retenernos porque nuestros ojos pueden ver,
hombres con perspicacia, hombres de granito,
caballeros en armadura, inclinados por cortesía.

Ella es tan dulce como la miel tupelo.
Ella es un ángel de primera clase.
Ella es tan dulce como la miel tupelo.
Justo como la miel de una abeja.